Autora: PALOMA PIZARRO TOBÍAS
Paradójicamente, el origen del esplendor científico de la época andalusí tuvo una gran base cristiana debido a que, en los inicios de la ocupación, la mayor parte de los llegados eran soldados sin instrucción alguna. Pronto, durante el reinado de Abd al-Rahman II (822-852), nuevos conocimientos llegan traídos por mercaderes, viajeros, científicos y orientales. Aunque cada descubrimiento relacionado con sus orígenes nos trae nuevas dudas, especialmente si tenemos en cuenta que al-Andalus nunca fue un territorio fijo.
En esta época ya comienzan a aparecer nombres ilustres como el de Yahyà al-Gazal, embajador en el Próximo Oriente, que trajo consigo el arte de la fabricación de la seda, conocimientos sobre astrología, introdujo el ajedrez en la Península y dio noticias de las primeras composiciones de poesía erótica oriental. Abbás b. Fimás, de origen rondeño fue el inductor en al-Andalus de las tablas astronómicas, construyó un “planetario”, intentó volar e introdujo la talla del cristal de cuarzo. Sin embargo, la medicina seguía siendo feudo cristiano y se practicaba según un libro traducido al árabe denominado “Aforismo” (suma o compilación).
Ya, en el siglo X, se inicia en Córdoba una socialización de la medicina y la farmacología, existiendo un efímero califa que, por primera vez en España y tal vez en el mundo, creó un Ministerio de Investigación y Sanidad. Nos encontramos ante el primer siglo de oro de la España musulmana. De Oriente se importan materiales y técnicas de construcción, libros de letras y de ciencias (como el de Astronomía de al-Battani) y en torno a la casa Real se forman grupos de estudiosos que aportaban nuevos conocimientos traídos allende sus fronteras. El papel más importante lo representa el príncipe al-Mustansir, quien fue un humanista integral, estudioso de filosofía, lógica, medicina, aritmética, geometría, astronomía, música, mecánica y alquimia. Instituyó una época de tolerancia religiosa y política, apoyando indistintamente a los sabios judíos y cristianos. Aparecen los primeros astrolabios y cuadrantes (cuarta parte del astrolabio), se avanzó muchísimo en medicina recogiéndose la existencia de médicos y fármacos gratuitos suministrados por palacio, llegándose a una esperanza de vida parecida a la actual. Destaca la figura del gran médico y cirujano cordobés Abú-l-Qasim al-Zarahwi (936-1013), quien escribió toda una enciclopedia médica en la que se trataban nuevas técnicas como el uso de alucinógenos para tratar enfermos mentales, tipos de sutura, describe la hemofilia y nuevos instrumentos, pero abusa del cauterio. Es sobresaliente, también, el avance de la industria química con la fabricación de jabones, perfumes y alcoholes.
Con el avance de la Reconquista, los cristianos capturan gran cantidad de sabios árabes que se ven obligados a transmitir sus conocimientos. Ejemplos destacables los encontramos en la persona de Ramón Llull (en el siglo XIII) quien estudió con su esclavo sarraceno, y en Alfonso X el Sabio quien obtuvo conocimientos de judíos y mozárabes. Toma importancia “el grupo de Toledo”, que se centró en el estudio de la Botánica y la Astronomía, influyendo profundamente en esta ciencia hasta la época de Kepler. Tuvo gran importancia el artesano Azarquiel (1029-1100), al que se le deben las “Tablas Toledanas” y una serie de instrumentos de observación, de los que se conservan textos castellanos hechos traducir por Alfonso X el Sabio (“Los Libros de Saber de Astronomía”).
En el siglo XII destacó el gran filósofo, médico y científico Averroes, quién cayó en desgracia por motivos políticos perdiéndose sus obras filosóficas (prohibidas y quemadas) pero nos legó su gran obra médica “Kulliyyat” (1169). Otros andalusíes como al-Bakri o al_Gafiqi, entre otros, dan un gran impulso al estudio de las plantas medicinales, que se encuentran recogidas en la obra enciclopédica del malagueño Ibn al-Baytár (1248). Enumeró 1400 medicamentos de origen vegetal y mineral, rebasando con creces los conocidos en la antigüedad, ejerciendo una notable influencia posteriormente en el Renacimiento.
En el siglo XIII sobresalen, los mencionados anteriormente, Ramón Llull y Alfonso X el Sabio (1252-1284), quien, científicamente hablando, fue un sabio árabe. A él se le debe la transmisión a Occidente de los descubrimientos realizados en al-Andalus; simultáneamente, eruditos de Granada emigran a Oriente dando lugar a un intercambio científico internacional.
A partir del siglo XIV, los ataques cristianos acentúan una inestabilidad que, inexorablemente, acaba estrangulando el imparable crecimiento intelectual andalusí, muriendo finalmente con la toma del Reino de Granada en 1492. Hecho que finiquita el centro cultural de Occidente que fue la Península durante varios siglos, todo gracias a la convivencia de tres culturas que hizo crecer un árbol exuberante de deliciosos y exóticos frutos.
Conoce la Historia:
- Juan Vernet, La Ciencia en Al–Andalus. Biblioteca de la Cultura Andaluza
- http://www.funci.org/ : Fundación de la Cultura Islámica
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