Nº1. Web 2.0 y conocimiento libre: ¿Hacia la reinvención de las comunidades científicas?

. lunes, 3 de marzo de 2008
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Autor: JUAN FREIRE. Universidade da Coruña
http://nomada.blogs.com/
http://recursosmarinos.net/


A pesar de que las universidades y las comunidades científicas nacen en la tradición de la colaboración y el conocimiento abierto, su evolución reciente las ha llevado a una reducción progresiva de este modelo abierto por la predominancia de los objetivos de la protección estricta de la propiedad intelectual tanto en la educación (por ejemplo, en la creación de contenidos) como en la ciencia (por ejemplo, a través de los sistemas de patentes).

Internet desafía el paradigma de la protección absoluta de la propiedad intelectual, el copyright, al demostrar que el paradigma del código abierto (que permite el acceso abierto y la remezcla creativa de contenidos) presenta importantes ventajas competitivas, dado que genera un aumento de creatividad y productividad. Este nuevo paradigma de conocimiento abierto nace, entre otras, de las tradiciones del software libre y de la práctica tradicional de las comunidades científicas. Internet y la digitalización del conocimiento ofrecen, por tanto, grandes posibilidades para el desarrollo de proyectos que apliquen los paradigmas del acceso abierto a la información y la construcción colaborativa de conocimiento.

¿Qué es el conocimiento abierto?

El software libre ha generado un importante movimiento social con muchos evangelizadores y defensores apasionados, lo que ha acabado por situarlo en el debate público y dado a conocer su potencial. A su vez, han nacido diversas iniciativas empresariales que desarrollan modelos de innovación basados tanto en el software libre como en ideas derivadas, como las APIs abiertas, los mashups, o incluso publicaciones científicas de acceso abierto, etc. Por el contrario el paradigma del conocimiento libre ha suscitado un menor interés, que en gran medida se ha restringido a sectores minoritarios. En buena parte esto ha sido así por las dificultades para la identificación de sus características básicas. Así, en muchas ocasiones se confunde con el acceso abierto ligado al proceso editorial, una parte importante, pero no la única, en el proceso de producción y distribución de conocimiento.

Siguiendo el paradigma del software libre, los modelos abiertos y colaborativos de producción de conocimiento podrían definirse por cuatro propiedades básicas:

independiente (free speech) de las autoridades políticas o fuerzas económicas

gratuito (free beer) o con un coste muy bajo (que no represente una barrera de entrada insalvable)

reutilizable para su recombinación con otras "piezas" de conocimiento que permitan la construcción, “remezcla”, de nuevo conocimiento

modular o granular, que implica la posibilidad de descomposición de un problema complejo en módulos que se pueden construir de modo independiente para después ser ensamblados.

Estas propiedades conllevan la libertad de acceso y distribución, pero también de reutilización para su remezcla en nuevos “productos”. Al tiempo, estas características aluden directamente a características legales y al propio diseño tecnológico y conceptual del proceso creativo. Así, estas características tendrían como consecuencia el desarrollo de la capacidad generativa del sistema. Si un sistema abierto, bien conectado y escasamente limitado por reglas dispone de suficiente tiempo, las interacciones entre sus elementos generarán una inmensa diversidad de estructuras y dinámicas. La creatividad del sistema depende de su capacidad generativa, y no es controlable ni predecible pero si “diseñable” configurando sus propiedades. A esta conclusión han llegado, entre otros, científicos, músicos, programadores o diseñadores de videojuegos, y debería proporcionar inspiración a todo aquel interesado en lograr sistemas u organizaciones (sean universidades, empresas, ciudades o comunidades de usuarios) innovadoras y creativas.

Al igual que en ocasiones se asimila conocimiento libre con acceso abierto, en otras se centra la cuestión en el concepto de conocimiento en sentido estricto, dejando al margen a la información y los datos que soportan el proceso de creación de conocimiento. Se considera que el conocimiento es “más” que la información, y la información es “más” que los datos. La información serían datos organizados y estructurados mientras que el conocimiento sería la información interpretada y puesta en contexto. Bajo este esquema lineal, se adjudica una gran importancia sólo al resultado final. Este es el modo de actuación habitual, por ejemplo, en el caso del conocimiento científico generado con financiación pública.

Pero, cada vez más, los “datos” (los datos “crudos” acompañados de sus metadatos) son igual de relevantes que lo que consideramos información o conocimiento. En la era digital es imposible construir nuevo conocimiento sin bases de datos, por lo que restringiendo su acceso limitamos seriamente la capacidad creativa. Por otra parte, el conocimiento es una interpretación y uso, de entre muchos posibles, de los datos; incluso la información es una organización y combinación, de entre muchas posibles, de los datos disponibles. El acceso a los datos, no ya a la información o al conocimiento, es fundamental para que otros puedan usarlos de forma diferente respondiendo a nuevas preguntas o utilizándolo de una forma innovadora y creativa.

El papel de Internet y de la web 2.0

En el desarrollo de modelos de conocimiento libre es esencial el papel de la digitalización y de Internet. Por una parte, las tecnologías de la información han reducido de modo radical los costes, barreras, para el acceso y la transferencia de información. Además, la arquitectura y los estándares abiertos en que opera Internet favorecen la capacidad creativa de sus usuarios.

El desarrollo de lo que se ha denominado web 2.0 incrementa estas características positivas del Internet al reducir aún más las barreras tanto de acceso como a la producción de contenidos o conocimiento. Así, la web 2.0 podría ser definida desde un punto de vista tecnológico como un sistema de aplicaciones en Internet (blogs, wikis, herramientas sociales, etc) con capacidad de integración entre ellas y que facilita la creación y publicación de contenidos por los usuarios. Pero, al tiempo es un “caballo de Troya” para la introducción de un nuevo paradigma social y cultural, aquel asociado con el concepto de conocimiento abierto y sus cuatro propiedades comentadas más arriba. En este sentido, se podría identificar como un conjunto de tecnologías para la creación social de conocimiento, incorporando tres características esenciales:

1) Tecnología: Internet se mueve con la web 2.0 del “push” al “pull”; desde una era 1.0 asociada con los viejos portales altamente jerarquizados controlados por un pequeño grupo de creadores, a los motores de búsqueda, los agregadores y el contenido generado por los usuarios que caracterizan la era 2.0.

2) Conocimiento: la web 2.0 desafía el paradigma de la protección absoluta de la propiedad intelectual, el copyright, al demostrar que el paradigma del código abierto (que permite el acceso abierto y la remezcla creativa de contenidos) presenta importantes ventajas competitivas, dado que genera un aumento de creatividad y productividad. La web 2.0 refuerza el paradigma de conocimiento abierto al reducir el coste de distribución hasta hacerlo próximo a cero y diseñar los contenidos bajo un modelo claramente modular haciendo especialmente sencilla su remezcla.

3) Usuarios: la transición de consumidores a usuarios activos que participan como creadores y “comisarios” caracteriza a la web 2.0. Se ha denominado en ocasiones a este proceso como la “revancha de los amateurs” dado que modifica los papeles tradicionales de los agentes implicados en la cadena de valor de la creación y consumo de conocimiento.

Autoridad en la Internet social y calidad del conocimiento

La Internet social, el conjunto de modos de comunicación y colaboración que constituyen la web 2.0, supone en cierto modo la desaparición de los intermediarios del conocimiento. Medios de comunicación, editores, autoridades académicas y políticas, marcas, etc. constituyen intermediarios necesarios en el mundo analógico para la construcción y comunicación de nuevo conocimiento. Estos intermediarios alcanzan ese papel, construyen su autoridad, por diversos mecanismos, algunos relacionados, pero otros no, con la calidad de sus aportaciones.

En el mundo digital, especialmente con el surgimiento de herramientas de la web 2.0 como blogs y wikis, desaparece la necesidad de esos intermediarios tradicionales. Como consecuencia los “mercados del conocimiento” se reconfiguran, se transforman en nuevos “mercados” mucho más grandes y sometidos a otras reglas de funcionamiento. Entre otros fenómenos, surge la “larga cola” y, al aumentar el tamaño de la comunidad de creadores de conocimiento, muy posiblemente aumente la calidad de ese conocimiento, pero también las dificultades para su descubrimiento. Estas dificultades son las que determinarían la necesidad de una autoridad. Pero esta autoridad, al igual que en el caso de la jerarquía, no tiene por que estar impuesta ya externamente ni definida de un modo unidimensional. Cada usuario tiene la capacidad de seleccionar sus propios criterios, más o menos arbitrarios, para otorgar la autoridad a sus fuentes.

Que desaparezca la necesidad de intermediarios no significa que en la práctica desparezcan esos intermediarios. Primero, este es un proceso aún incipiente en el que, en estos momentos, conviven mezclados ambos mundos con modelos diferentes de construcción de autoridad. Y segundo, y mucho más relevante, la explosión de información y conocimiento que acompaña a Internet exige un esfuerzo muy superior del usuario que debe enfrentarse a volúmenes de información mucho mayores y debe construir nuevos filtros que le permitan identificar el conocimiento que le interesa o en el que puede confiar. Antes, al no existir esta posibilidad, ese trabajo lo realizaban los intermediarios y nuestra única opción era confiar, a veces ciegamente, en sus criterios. Por ejemplo, cuando los periódicos eran la única fuente, la información periodística podía ser de una calidad equivalente a la actual, pero esta calidad no se solía cuestionar pues no contábamos con alternativa. Hoy en día, los medios tradicionales compiten con otras formas de información y, como consecuencia, son mucho más cuestionados.

Pero siempre existirá una parte de los usuarios que prefieran utilizar a los intermediarios tradicionales o a otros nuevos (por ejemplo agregadores de blogs o la misma Wikipedia) como alternativa al trabajo individual de búsqueda, evaluación y filtrado de la información y de creación de conocimiento. La falta de interés o de tiempo pueden ser razones muy comunes para optar por esta vía. Pensemos que la libertad que otorga la Internet social tiene como contrapartida una mayor exigencia para el usuario y una mayor relevancia de su responsabilidad individual.

Si nos centramos en las comunidades científicas, una de las preguntas más relevantes para la que a día de hoy aún no existe respuesta es hasta que punto la exuberancia de información llevará (o no) a los científicos (y al público y usuarios interesados) a buscar autoridad en nuevos intermediarios construidos a imagen de los tradicionales (como las editoriales o las sociedades científicas).

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